Días silenciosos por fuera pero
no por dentro, semanas que me aturden, a cual peor… He sentido el acecho de las
horas sobre mi pecho, ansiedad que no cesa bajo ningún concepto. He optado por
la desinhibición y el dejarme llevar, y he caído en mi propia trampa. No me
juzgo pero si me valoro y con estricta regularidad, acepto el hecho pero no el sentimiento,
en este caso impulsivo y estúpido.
He llorado como un niño por no
conocer ni entender, y me he escondido cual pequeño avergonzado por “el que
diré”, pero difícil es esconderse de sí mismo…
Mi punto fuerte nunca fue el de
abrir mí ser, ya muchos lo sabéis, como roca impermeable y estática compadezco
ante los demás, pero nunca ante mí mismo ¿Soy? ¿Temo? ¿Espero? ¿Reservo?...
Quizás un poco de todo y un poco de nada.
¿Siento? Sí, siento, hoy más que
nunca siento como las horas no esperan, el caos se apodera de mí y de mi
sombra, e irrisoriamente yo la sigo a ella, esquivo pisadas de andares no
pacíficos, y ésta me arrastra en un áspero balanceo que me pide calma. Cambio
desprecios por buenas caras y ofrezco flores a quienes las cortan, si el mundo
ha enloquecido no seré yo quien me oponga.
Más disperso que de costumbre
entablo conversación con la soledad, necesito calma y tiempo, no puedo más…
Uve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario