jueves, 27 de marzo de 2014

Confiando

 

Aunque cansado y somnoliento me pongo escribir, lo necesito, las discusiones del ayer hacen meya en mí, pues las maneras y palabras duelen, pero nunca más que los actos que las respaldan, aunque lo que de verdad me destroza son esos pensamientos oscuros, de almas jóvenes, aunque no menos dañadas por ello. Y es que nadie dijo que sería fácil, ni que rebosaríamos de vitalidad y confianza, no… tampoco es fácil para mí… y si mis ojos desprenden alegría es porque el corazón y la mente, unidos a golpe de caída los retienen presos como títeres.

Un día escuché decirme: ¡no más! Y aquí sigo, transformando llantos en risa, porque cuando ya no te queda por dónde agarrarte tienes que mirar el mundo desde otra perspectiva, darle la vuelta a las cosas descubrir maneras de salvarte, pues somos y estamos hechos para ello.

En el acuerdo entre lo que piensas, dices y haces hallarás la paz y tranquilidad que tanto necesitas, obsérvate, cuestiónate, plantea… de verdad necesito…? Podría vivir sin…? Observa tu alrededor, reflexiona sobre la gente que te rodea, o la que te gustaría que lo hiciera, perdónate, agradece y planta las semillas que darán fruto, pues solo así degustaras la vida en su más pura esencia.

 Y sí, me sentí dolido por tanto egoísmo concentrado, por no entender la manera en como uno puede degradarse tanto, por el casi nulo respeto que podemos llegar a tener por uno mismo...

Hoy las palabras son claras, porque claro es el pensamiento.

Aunque dolido e intranquilo, aquí sigo, confiando, siempre lo he hecho.

Uve.

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