Y yo también estuve perdido, bajo
la inmensa sombra del no amor, a oscuras y con la esperanza sentada a mi lado
todo el tiempo, ella me persiguió sin descanso. Muchas son las historias que yo
solo conozco, y tantas otras las que olvidé por miedo y angustia, todas ellas
también siguen mi camino, y agradezco más de lo que ellas me pesan, pues de lo
contrario la caída no tendría fin. Fueron mis preámbulos a la vida los que me
enseñaron, a vivirla, a de verdad perdonarme por no gratas experiencias, y al
conocimiento del yo interior, ese que todavía se esconde. El Karma si perdona,
pero no olvida, yo, tampoco.
Y cuándo ya casi no oyes tu
latir, todo cambia, el tiempo y sus relojes se detienen para darte segundos,
esos segundos te darán el tiempo necesario para poder entrever tu cara más
fiel, siempre reflejada en los demás, y ese pegadizo amor que rebosa de las
personas más bellas entrará en ti como aire que respiras, y ya no podrás
escapar, poco a poco despertarás de años en penumbra, la luz, demasiado intensa
al principio, será la que te guie y enseñe, oirás, verás y sentirás de nuevo,
serás como un niño descubriendo el mundo, un mundo que crecerá con cada paso
que des, con cada decisión que tomes y ya nada podrá frenarte.
Nunca desesperes, pues lo mejor
siempre está por llegar, optimismo puro en días no lúcidos, amigos y familia
bien cerca, mirar atrás y ver el futuro grandioso.
Uve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario